miércoles, 28 de mayo de 2008

Dos novelas interesantes...

Como os vengo prometiendo en el programa os dejo dos reseñas (no demasiado buenas ...) de dos novelas que he leido ultimamente y una breve explicación de su autor.
Por si no lo sabeis soy un gran fan de la ciencia ficción (por afición) y Volteriano (por convicción), así que, si las leeis, sabreis porqué me identifico plenamente con los personajes del profesor Bernardo de la Paz (La luna es una cruel amante) y con Jubal Harshaw (Forastero en tierra extraña) ambos alter-ego del autor Robert A Heinlein, quien pone en su boca verdades acerca de politica, religión, conducta y libertad dignas de figurar en los libros de texto de los estudiantes de cualquier pais (por algo fueron prohibidas durante la dictadura...)

ROBERT A. HEINLEIN

Durante tres décadas, las encuestas realizadas a aficionados norteamericanos a la ciencia ficción siembre daban los tres mismos nombres en los tres primeros puestos: Isaac Asimov, Arthur C. Clarke y Robert A. Heinlein. En consecuencia, fueron denominados los “Tres Grandes” del género. En dichas encuestas, Asimov y Clarke se turnaban por el segundo y tercer puesto, mientras que Heinlein siempre disfrutó de la primera posición. Es el único que ha logrado ganar cuatro premios Hugo, otorgados por votación popular, a la mejor novela. Y, no obstante, es en nuestro país el más desconocido de los tres con notable diferencia. Su mayor notoriedad la alcanzó cuando la traducción de “Forastero en tierra extraña” tuvo el dudoso honor de ser secuestrada por la autoridad competente, allá por el 68.

A ello quizá se deba la poca atención que recibe este género en nuestro país y, por qué no, al pensamiento que destilan las obras de Heinlein, rabiosamente individualistas. Pero un escritor al que se tilda de fascista y militarista por sus Tropas del Espacio, cuya fecha de nacimiento aparece en el “Calendario de la Libertad” del Mises Institute y que logró convertir otra de sus novelas en una suerte de biblia hippy oficiosa, es sin duda un escritor digno de estudio.


“Forastero en tierra extraña” Premio Hugo 1962 de Novela

Objeto de escándalo tras su publicación, libro de cabecera de la cultura hippie, biblia de Charles Manson y sus seguidores, Forastero en tierra extraña es la novela más polémica e iconoclasta del género de ciencia ficción. Humano por parte de padres, marciano por nacimiento y educación, Valentine Michael Smith llega a la Tierra como un auténtico forastero. Pese a su ascendencia terrestre, Smith piensa y siente como un marciano y no tiene nada en común con los seres humanos. Su peripecia en nuestro planeta se convertirá en motivo de asombro y escándalo allá donde vaya...

Pero, no obstante, su novela más polémica, y más extensa, fue Forastero en tierra extraña. En ella, vemos como un humano criado por marcianos, completamente ignorante de nuestras costumbres e instituciones, llega a la Tierra y la contempla con estupor. La persona más importante que se encontrará en su camino es Jubal Harshaw, escritor indivualista en extremo, el alter ego de Heinlein. Harshaw se encargará de ayudar al “marciano” Valentine Michael Smith, y de procurar que no sea contaminado por los prejuicios terráqueos establecidos.

A pesar de que muchos la consideran algo radicalmente opuesto a la obra de su autor, lo cierto es que en él permanecen sus temas de siempre, especialmente su respeto por la libertad individual y el derecho a que nadie se entrometa en ella. Hasta el extremo de que cuando uno de los personajes acepta que Smith, por su educación marciana, encuentre perfectamente adecuado comer los cadáveres de sus amigos muertos, Jubal le felicita y añade:

El deseo de no meterse en los asuntos de los demás constituye el ochenta por ciento de toda la sabiduría humana…, y el otro veinte por ciento no es muy importante.

La carrera de Michael como líder místico es la parte más floja de la novela, aunque su crítica a las religiones organizadas y su fervor al amor libre fue el gancho que le permitió convertirse en un libro importante para los hippys. Se llegó a decir que fue la inspiración de Charles Mason al cometer sus crímenes, extremo negado por el psicópata., aunque se sabe que algunos de sus seguidores realizaban el ritual de “compartir el agua” descrito en la novela.

No obstante, es cierto que tres años después de su publicación, en 1963, las ventas crecieron progresivamente al ser descubierto por la creciente generación hippy. Empezó a alcanzar cierta fama fuera de los estrechos círculos del género que intentó aprovechar para apoyar la candidatura de Goldwater, con poco éxito. En 1969 llegó a comentar para Walter Cronkite, junto a Arthur C. Clarke, la llegada a la Luna, originando las iras del presentador al sugerir que debían haber incluido mujeres en la misión.

“La luna es una cruel amante”

En 1967, cuando estaba en el punto máximo de su gloria, escribe el que seguramente sería su último gran éxito, La luna es una cruel amante,
Aunque sus abuelos fueron recluidos en su día en la colonia penal de la luna, Mannie nació libre y eso supone una gran diferencia. Como contratista privado, hace negocios con la Autoridad pero no figura en su nómina. El régimen de Luna es severo e injusto, la revolución se masca en el ambiente y se habla incluso de derrocar a la odiada Autoridad. Cuando Mannie ayuda a la preciosa Wyoming Knott a escapar de los guardaespaldas del Guardián, se encuentra de alguna manera en el centro de una rebelión sin esperanza.
Aunque Mannie tiene un arma secreta: Mike es el ordenador más inteligente de la colonia, está conectado a toda clase de equipos útiles... Y Mannie es el mejor amigo de Mike. La Luna es una Cruel Amante, ganadora del Premio Hugo, es una brillante obra de uno de los maestros más reconocidos de la cf, que mezcla un estilo elegante y de ritmo vertiginoso con personajes fascinantes, unos diálogos ingeniosos y sobretodo ideas que hacen reflexionar.
Si un liberal debiera leer una sola novela suya, la recomendada sería ésta, sin duda. Luna es una colonia de las Naciones Federadas que se emplea para enviar a los reclusos. No obstante, debido a cambios fisiológicos provocados por la baja gravedad, los presos no pueden regresar a la Tierra tras su condena. Además, parte de ellos tiene hijos, de modo que la mayor parte de su población es libre.

A pesar de ello, es dirigido por un Alcaide, que no se mete en los asuntos de los lunáticos salvo en un aspecto: controla el comercio con la Tierra. Eso es más que suficiente para destruir el delicado equilibrio ecológico del satélite y a aparecer como un tirano. El alter ego de esta novela, el profesor Bernardo de la Paz, llega a afirmar que eso vulnera el más elemental de los derechos humanos: el derecho a comerciar libremente.

Por un lado, a Rothbard le encantaría ver una sociedad prácticamente anarcocapitalista en funcionamiento. En un momento dado, el protagonista se ve obligado a actuar de juez, lo que significa que tanto acusadores como acusado le pagan lo mismo, con ese dinero compra a unos jurados y dicta sentencia sobre la posible eliminación de un turista terráqueo.

Por otro, Hayek podría ver el funcionamiento de su teoría evolucionista en las instituciones matrimoniales. Dado el origen de sus habitantes, el número de hombres duplica al de mujeres. Eso, aparte de convertir a las mujeres en lo más valorado del planeta tras la cerveza, ha obligado a crear nuevos tipos de familias, que compiten entre sí, como puedan ser los matrimonios poliándricos (una mujer y varios hombres) o los lineares (donde se van incorporando nuevos miembros y puede decirse que el matrimonio no muere nunca). Heinlein aisla la principal función de la familia como el entorno que protege a los hijos hasta que llegan a valerse por si mismos e imagina qué formas tomarían si hubiera libertad suficiente y una desigualdad tan notoria entre los sexos.

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